-Primero una pequeña información sobre los personajes de la historia ya que son bastantes:
1.- “Kabe”, el cabecilla del grupo:
Se preocupa mucho por el funcionamiento del grupo y que no haya conflictos entre sus componentes. Es el que decide lo que se hace y lo que no.
2.- “Sala”, el salado:
Está riendo continuamente y hace de reír a los demás. Su cabeza está colmada de anécdotas graciosas que levanta la moral del resto cuando lo necesita.
3.- “Chula”, la.....chula:
Se cree superior a los demás solamente por cometer actos que no están a la altura de los demás aunque su relación con ellos es buena. Siempre se mete en líos de los que la mayoría le acaba sacando el cabeza del grupo.
4.- “Tento”, el atento:
Tiene tiempo para ti y tus problemas. Siempre atento, escucha todos los problemas de la gente aunque al final llegue a confundirlos.
5.- “Lista”, la......ya se puede imaginar:
Respetada por el resto al tener semejante capacidad de memorización en su cerebro, es una chica que sigue los estudios pero al mismo tiempo comparte tarde con sus amigos.
6.- “Sensa”, el sensato:
Es tranquilo y está pendiente de todo, aunque su opinión sobre el grupo cambiará.
7.- “Loro”, la cotorra y mascota del grupo:
Habla sin parar e incluso a veces lo hace sin motivo. Nunca viene mal en un momento aburrido pero puede llegar a ser insoportable.
CAMBIO DE PAPELES, ¿TE VAS O TE QUEDAS?
Siempre se reunían bajo el árbol más alto del parque, apodado “el Copete”, donde conversaban y discutían hasta que llegara la retirada del sol. Se disponían unos juntos a otros bordeando la sombra del árbol y se decían cosas al oído, uno tras otro, aunque no merecía la pena ya que se comunicaban con un tono tan alto que el que se encontraba en frente se enteraba perfectamente.
Hoy eran seis, eso quería decir que Chula se había metido en problemas de nuevo. Siempre maquinaba algún plan que acabaría saliéndole mal. Pocas veces la veían a la semana; horas enteras pasaba en su habitación encerrada contando el tiempo que le quedaba para que terminara su castigo y volver a salir, pero inmediatamente volvía a repetirse lo mismo.
Faltaban apenas cinco minutos para despedirse cuando el silencio se asentó bajo el copete. En ese momento Kabe percibió una ligera zozobra procedente de alguno de sus compañeros que le molestaba. No se atrevió a preguntar, pero algo pasaba y ese alguien estaba cerca de él. ¿Podía ser Loro, a su derecha? No, estaba demasiado suelta para inquietarse. ¿Y Sensa, a su izquierda? Tampoco, es sereno y siempre tiene todo bajo control, pensó.
Llegó la hora y cada uno tomó un camino diferente pero alguien, uno de ellos, tomaría uno nuevo y erróneo.
* * *
Quedaron cerca de las doce del mediodía para dar una vuelta. Era sábado. Sala y Tento fueron los primeros en llegar, ambos en silencio sin dirigirse palabra alguna. Tras ellos apareció el resto del grupo. Kabe discutía con Chula, había ocurrido algún problema.
-Qué quieres que haga, es mi naturaleza -dijo Chula encogida de hombros.
-¿Así que con tu naturaleza quieres referirte a meterte en líos? -contestó Kabe a la frase de su amiga, y continuó-. Entonces, tendré que convencer a tu madre para que no te vuelva a encerrar de nuevo. Pareces un pajarillo enjaulado.
Siguieron caminando junto al resto, pero seguían siendo seis. ¿Quién faltaba? La respuesta: Sensa. Era extraño que faltase a alguna reunión del grupo puesto que era muy organizado.
-La verdad es que no lo hemos vuelto a ver desde el jueves por la tarde ya que ayer no vino a clase.
Era tan raro tanto para ellos como para él.
-No hay que preocuparse. Hablé con él y me dijo que le esperásemos bajo “el Copete”, allí nos aclarará todo -informó Kabe. Siempre tenía todo bajo control.
Vieron pasar a mucha gente, casi todos de sus mismas edades, pero ninguno era el que esperaban. Pronto, uno de los seis que estaban sentados levantó la cabeza. Había visto algo que primero le sorprendió y que, posteriormente, le disgustó bastante. Loro creyó ver la cara de Sensa sobre un cuerpo que no le correspondía, ni la más mínima posibilidad.
Todos tornaron las cabezas al ver que su amiga señalaba con su dedo índice a la persona que pocos metros más adelante se encontraba frente a ellos. Hubo bocas que se abrieron y algún que otro carraspeo. ¿Qué habían visto? Nada más y nada menos que la cara de su amigo (supuestamente desaparecido) sujeta sobre dos hombros anchos que no eran los suyos o, al menos, eso creían.
-¿Qué le ha ocurrido?
-¿Es el mismo que la tarde pasada?
-Hum....nuevo cambio de look, interesante..... -se atrevió a decir Sala-. Esos pantalones rotos y camisa que no va a juego......
-¡Sala, para! -le ordenó Kabe, estaba tan sorprendido como el resto-. Esto es serio, acabamos de perder a un miembro del grupo.
-¿Sensa perdido?
Su amigo, que cada vez estaba más cerca, caminaba balanceándose sin parar, parecía que en cualquier momento iba a caer. Su pelo estaba despeinado y empapado en gomina, se le caían los pantalones y llevaba, por lo menos, tres camisetas, una encima de otras. Su aspecto no era bueno para los ojos de sus compañeros. Por fin llegó y se sentó en el hueco que quedaba alrededor del árbol.
-¿Qué tal estáis? –saludó Sensa.
Su voz no encajaba con su aspecto, y menos su personalidad insertada en esa figura totalmente transformada.
Nadie le dirigió la palabra en toda la tarde, pero Sensa lo veía como algo normal ya que, como era habitual en él, solamente mantenía contacto verbal con los demás en momentos de desorden y descontrol.
Varios días después, tras la sorprendente aparición de Sensa, nadie volvió a mencionar el tema aunque éste permanecía sobre ellos. Sensa se dio cuenta con gran rapidez del comportamiento de sus compañeros. En cuatro días nadie le había dirigido la palabra; sabía que algo iba mal pero, ¿qué podría causar esta situación tan incómoda?
Se atrevió. Se atrevió a preguntar (pero no a cualquiera, sino al cabecilla del grupo). Ocurrió en uno de esos momentos en los que la tensión aumentaba y disminuía velozmente pudiendo provocar cualquier problema. Se acercó a Kabe, que en esos momentos charlaba con los demás. Cuando Sensa se acercó, sus compañeros se desplazaron hacia atrás, repelidos por el individuo que se les acercaba. Quiso ir al grano, era importante adivinar lo que pasaba cuanto antes.
-Quiero que me expliquéis..... –comenzó a decir, pero alguien le cortó.
-Mira, si piensas ir con ese disfraz que llevas puesto, no te acerques con nosotros –dijo Tento.
-Sí. Además tu puesto ya está cogido –explicó Chula-. Es mío.
-Tan solo quería cambiar, ser alguien superior al que era antes. No quiero estancarme y ser el mismo durante los próximos años que me quedan..... –no pudo acabar, Kabe le cortó.
Se situó frente a él con las dos manos sobre la cintura imponiendo orden y comenzó a hablar.
-Tengo una propuesta –dijo-: si quieres, puedes seguir siendo el mismo de antes, tranquilo y pendiente de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero si no decides esa opción, puedes largarte con tus trapos e irte a otro lado. Alguien te sustituirá, ¡es muy fácil!
A Sensa le tembló la boca, nunca pensó que sus ahora ‘no amigos’ le rechazasen por cambiar de aspecto, cambiar su papel en el grupo.
-Tú decides –fueron las últimas palabras de Kabe.
* * *
No encontró ningún sitio para ocupar con su nueva personalidad. Poco después, tras el diálogo que mantuvo con los componentes de su antiguo grupo, se fijó en que alguien le había sustituido. No se hundió pero tampoco se alegró por él. Sabía que todos los que ocupasen ese papel acabarían como él. Por una parte, se sintió aliviado.